En este sindiós, las coronas de princesa están contaminadas. Sin perro que me ladre, remedio a cambio de lágrimas que no se ven en la distancia. Me salgo al balcón, pero está lleno. Tan complejo estar en guerra, que mi amor fluye y se conecta por Hangouts. Salvación, a veces, por belleza. Otras, por desesperación. Al quedarme atrás, suenan sirenas. Cómo quisiera no despertar jamás de este poema.