En este sindiós,
las coronas de princesa
están contaminadas.
Sin perro que me ladre,
remedio a cambio de lágrimas
que no se ven en la distancia.
Me salgo al balcón,
pero está lleno.
Tan complejo estar en guerra,
que mi amor fluye
y se conecta por Hangouts.
Salvación, a veces,
por belleza. Otras,
por desesperación.
Al quedarme atrás,
suenan sirenas.
Cómo quisiera no despertar jamás
de este poema.
...no quedan princesas...
ResponderEliminarno hay alas de mariposa que dibujar
en un vuelo inventado.....
la desesperanza dibuja gotas de amor
en lágrimas silentes...
gotas de mar
albergan sirenas que no callan....
silencios ahogan palabras que no llegan a escribirse....