Aún me cuesta escribir
cuando apenas veo mi pantalla
perfecta, como cuando estabas aquí.
Este poema es otra trampa
al microondas del corrector del texto,
es como el sexo del resto,
quizás, vaya, si es que puedo seguir.
Entre versos y ruleta,
enchufo un lexatín, y aún así
siento que soy marea a la deriva
de algún bar infinito,
que rima la voz de mis amigos.
Esos que se fueron casi antes
de haberte conocido.
Buenos Aires de acera a cera
por dólar al peso, acondicióname
por tu pelo, perdida iba mi Galicia
como un grito al viento,
aunque no sea ya la misma mina.
A qué alma tú querías,
gorda, no tengo cosas,
ni mejores, ni otras,
mas hago all in a oscuras en la timba.
Quemando los recuerdos,
no me busques, pues allí estaba
todavía bolinga,
nadando sin saber que
desnudo, para dentro.
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