Tarde de Nochebuena
y no se quedarán a dormir.
Aterrizan las cifras subversivas
que no sorprenden volviendo a las andadas.
Al fondo, la mesa puesta
cada vez recibe menos platos.
Aunque no fuera el trato,
quizás haya sido un buen año
de grises y claros,
y heroínas venidas a menos.
Clave en dos palabras de mensaje
que justifica el permiso de estar lejos.
A salvo de cruzarnos de paso,
la dialéctica lenta que tiembla contra el espejo,
se ejercita con el leve encierro
de todo lo que hace años era mío.
Sentimientos de otro invierno,
nos queremos entre charcos
y oxidamos elementos complicados.
‘Feliz Navidad’.
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