" El mundo es todo cuanto es el caso" . Con esta sentencia comienza Ludwig Wittgenstein su Tractatus logico-philosophicus , una de las obras más influyentes en el pensamientodel siglo XX. Hasta donde quien escribe estas líneas alcanza a comprender, Wittgenstein trata de distinguir lo que son las antípodas de toda representación o figuración para hacer, después, un original análisis del lenguaje. Según él, existe un constructo figurativo de la realidad que se corresponde con lo que sería el mundo. Sin embargo, esta asociación es meramente supuesta pues no existe una justificación clara de ella. Así, cuando pensamos lo que estamos haciendo es modelar, figurar, de algún modo la realidad y es, precisamente, el objetivo último del Tractatus el tratar de encontrar ese algo ulterior que posibilita la figuración, es decir, eso común a realidad y pensamiento que hace posible tal modelado. Seguramente, a estas alturas, el propio Ludwig se estaría rasgando las vestiduras o, mejor