Por sucumbir entre otras veces he sido expulsado del jardín. Son tantas las ventanas al lado de este lugar humano sin nadie más. Cosido al lunar de tu mano, entre estrellas fugaces, ese sol despreocupado, que fuese extraño guardián de amores a traición. Lleva nombre de mujer, prístina y cercana, de frente en procesión saludan sus callejones vacíos escritos esta noche los pasos, en el silencio, y el recuerdo de un beso en la frontera de nosotros dos.