Te sortean y te aburren.
Te rompen y se estiran
sobre el sofá.
Sola, así te alejas del lumpen.
Luces la hora de la verdad
por Chamberí, y en Instagram
cuando sufres.
Se caen para ti las plazas,
entre sonrisas proyectadas
que no puedes cambiar.
Y están ya viejas.
A la sombra de Las Ventas,
todo lo que tuve
rima ahora por ahí.
En duelo sobre el colchón
te encomiendas y te encoges.
Te deshaces y se escribe
este poema sin dolor.
Es jornada de boicot y reflexión,
se queman los balances
confundiendo con nubes
el azúcar de algodón.
Y lo que quieres
con lo que perdonas.
Sangre y café. Da igual
si sabes que soy desprevenido.
De mí no hay mucho que hablar,
como un paisaje salpicado
por el último verano de septiembre.
A esta parte desde un tiempo,
los años solo corren en un sentido.
Van siempre detrás por si tropiezo
mientras camino despacio para olvidarme.
Te rompen y se estiran
sobre el sofá.
Sola, así te alejas del lumpen.
Luces la hora de la verdad
por Chamberí, y en Instagram
cuando sufres.
Se caen para ti las plazas,
entre sonrisas proyectadas
que no puedes cambiar.
Y están ya viejas.
A la sombra de Las Ventas,
todo lo que tuve
rima ahora por ahí.
En duelo sobre el colchón
te encomiendas y te encoges.
Te deshaces y se escribe
este poema sin dolor.
Es jornada de boicot y reflexión,
se queman los balances
confundiendo con nubes
el azúcar de algodón.
Y lo que quieres
con lo que perdonas.
Sangre y café. Da igual
si sabes que soy desprevenido.
De mí no hay mucho que hablar,
como un paisaje salpicado
por el último verano de septiembre.
A esta parte desde un tiempo,
los años solo corren en un sentido.
Van siempre detrás por si tropiezo
mientras camino despacio para olvidarme.
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