Ir al contenido principal

37.- La prisión del pensamiento.

Guarda la luz bajo el brazo
que apuntó a la cara
de la desesperación.
Sus labios sellados
caminan de la mano
rumbo a un lugar sin dueño.
Rumbo, quizás,
a ninguna parte.
Describe melodías
con acento extraño.
Anota insensateces
en su libreta roja.
Cabalga abrumado pensando
en la prisión del pensamiento:
razón y sentimiento,
para abandonar las dos y reír.
Si no hay nada,
nada tiene que decir.

Comentarios