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31.- Lo mismo que el resto.

Devoción fugaz por tus ojos
de mil pixels tras un cristal.
Dormido junto al camino 
de tu dedo pasando 
hacia el lado que pasa el mío.
Por un rato, querré tus datos.
Tras un vistazo y un cigarro,
bajo telas de araña colgando,
tendidos tú y yo,
fingiendo conocernos algo.
No me echarás de menos,
nunca estuviste tan lejos,
corriendo el riesgo de ser 
tan solo otro escritor
que ha estado bebiendo.
Destrocemos lo que no sea frágil,
que la culpa será del tiempo.
Rateando por tus piernas
cuatro estrellas y media
estampadas en el techo
para iluminar tu cuarto.
Y así estás ya en la frontera
de otra década que se va
sin borrar tus pasos
para evitar que puedas estar
andando detrás de tu pasado.
No te preocupes por eso.
Mañana te seguirán queriendo
lo mismo el resto.



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