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14.- Solo con hielo, porfa.

   —  Solo con hielo, porfa.

  Siempre me ha molestado esa gentuza que no dice ‘hola’, o ‘buenos días’, o un mero ‘¿qué tal?’ de esos que no esperan jamás una respuesta sincera. El caso es que el bastardo se mueve por el alambre. Ese breve ‘porfa’ que se abre paso entre mi mala leche es una suerte de red para el que se sabe accidentado funambulista. Y es que el chico es interesante. Y, aunque no guste de saludar, parece educado. Sin apenas levantar la mirada del teléfono móvil y con su arte para arrojar el tabaco sobre la barra, ha conseguido que me ahoguen las ganas de preguntarle a qué se dedica, o cómo se llama, o si tiene un maldito gato.. ¡Dios! Le arrancaría el teléfono de las manos solo para saber de una vez qué está escribiendo. El desagraciado está tan consumido y trasnochado que hasta ha olvidado echar el café en el vaso con el hielo que ahora se deshace al tiempo que mi paciencia se va agotando. No puedo más. Ni la música, ni el resto de la gente, ni el ruido de la tragaperras... Solo escucho el traqueteo de sus dedos sobre la pantalla. ¿Qué colonia usará? ¡Ay! Vale ya. Le voy a decir algo.

   — Hola.

   — Solo con hielo, porfa.

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