Ir al contenido principal

6.- La educación del estoico.

  El rasgo más destacado del estoicismo es la concepción de un orden subyacente que estructura el mundo en todas sus vertientes. La sabiduría, la felicidad y el bien requieren de la comprensión de tal organización del universo y si es que en ocasiones no alcanzamos a reconocerlo se debe en exclusiva a las limitaciones de la inteligencia humana. La ética del estoico persigue la felicidad personal, la eudaimonia, a través de la consagración del hombre virtuoso y, aunque en este sentido podría decirse que el estoico requiere de la cooperación con el resto, primordialmente anhela la realización de la virtud mediante la razón. De esta forma, para no desvanecerse entre las distintas pasiones irracionales que menoscaban la cordura y la sensatez, el sabio aspira al ideal de impasibilidad, de apátheia, para no declararse prófugo de la certeza y de la seguridad.

  El rey de Chipre, Pigmalión, osó modelar la estatua de una mujer perfecta. Bella. Divina. Sabia. Estoica. Así era Galatea. Y de tal forma, al término de su obra, las emociones se apoderaron del rey. Amaba tanto a su estatua que comenzó a crecer en él la desesperación por no poder trascender aquel cuerpo inerte. Afrodita, diosa de la belleza y del amor, ante tal conflagración de turbaciones, decidió otorgar vida a aquella estatua quien, en brazos de Pigmalión, sucumbió al influjo de las sensaciones.

  El nombre de esta entrada se debe a uno de los textos póstumos del escritor lisboeta Fernando Pessoa (1888-1935) y, además de ser una obra sublime que recomiendo intentar leer en su lengua original a quien lo encuentre factible, constituye una herramienta singular para la constatación del vínculo entre el amor y la educación.  Pessoa escribe

  La preocupación de un individuo por si mismo siempre me pareció la introducción, en materia literaria o filosófica, de una falta de educación.

  Puede ser natural renegar, o al menos desconfiar, en primera instancia de las ideas promulgadas por Miguel de Unamuno en Amor y pedagogía, mas esto pueda deberse quizás a una interpretación algo superflua de las mismas. En mi opinión, no se trata del mero hecho de amar por amar sino de hacer surgir emociones, de dar vida, de despertar y de ser arrancados de la inexistencia emocional. Así lo propone también Daniel Pennac en su Mal de escuela:

  - Vamos, tu que lo sabes todo sin haber aprendido nada, ¿cuál es el modo de enseñar sin estar preparado para ello? ¿Hay algún método?
 - No son métodos lo que faltan, solo habláis de métodos. Os pasáis todo el tiempo refugiándoos en los métodos cuando, en el fondo de vosotros mismos, sabéis muy bien que el método no basta. Le falta algo.
 - ¿Qué le falta?
 - No puedo decirlo.
 - ¿Por qué?
 - Porque es una palabrota.
 - ¿Peor que "empatía"?
 - Sin comparación posible. Una palabra que no puedes ni siquiera pronunciar en una escuela, un instituto, una facultad o cualquier lugar semejante.
 - ¿A saber?
 - No, de verdad, no puedo...
 - ¡Vamos, dilo!
 - Te digo que no puedo. Si sueltas esta palabra hablando de instrucción, te linchan, seguro.
 - ...
 - ...
 - ...
 - El amor.
   
  Muchas gracias por el tiempo dedicado a la lectura de estas líneas,
  Héctor Sanz.

Comentarios

  1. Hola Héctor! :)

    Madre mía, primero de todo me ha dejado impresionada tu retórica, la manera de expresarte y de escribir que tienes me parece increíble. Me ha dejado impactada, y más viniendo de un matemático (es broma).
    Y segundo, decirte que me ha parecido una entrada magnífica; esa referencia que haces al vínculo tan poderoso que hay entre el amor y la educación y como lo apoyas con ejemplos filosóficos como el de Daniel Pennac en su Mal de escuela o cuando dices "no se trata del mero hecho de amar por amar sino de hacer surgir emociones, de dar vida, de despertar y de ser arrancados de la inexistencia emocional"... me has dejado sin palabras. No dejes de escribir.

    Solo puedo decir una cosa, chapó.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por el comentario, Nuria. Me satisface enormemente leer tus palabras y me anima a seguir =)

      Saludos,
      Héctor.

      Eliminar
  2. Lo malo de tu blog, es que nos tienes aquí... enganchados... esperando un nuevo post... y tardas (se nota que te los curras)... pero uno se teme que pase como en "Juego de Tronos"... que te tienen a dos velas entre temporada y temporada... Espero leer algo más antes del 2019...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que lo "malo" de mi blog sea su capacidad para crear intriga, suspense, inquietud... En un mundo donde priman la celeridad y la inmediated, donde queremos todo y lo queremos ya, me alegra que este blog sea una suerte de oasis donde hacer las cosas a su debido tiempo...

      Ah! Y ese tiempo debido será antes del 2019 ; )

      Saludos y gracias,
      Héctor.

      Eliminar

Publicar un comentario