Como una cárcel frente al mar, tu latido en el mío. El resplandor, sin motivos, de la verdad ataviada en cadenas, que se clava por no rozar cual lunar rojizo sobre mis venas. Y ahora querrás saber si es la estela de un cometa este poema. Mojarme los labios con él son mis planes, hasta que vuelva a desaparecer o retorne mañana aquel lunes por la tarde.